Esteban Julián Esquivel Moreno nació el 26 de septiembre de 1968 en la ciudad y puerto de Campeche. Es licenciado en literatura por la Universidad Autónoma de Campeche, desde 2006. Y maestro por el Instituto de Estudios Universitarios (IEU), desde 2021.El Instituto de Cultura, de su estado, le ha publicado un poemario: Círculo con atadura de luciérnaga, en 1998. Las editoriales Fondo Campechano de Cultura Popular, Ediciones Bahía y el Instituto, mencionado anteriormente, le publican un libro titulado Luz que Avanza, Campeche, en el 2003. Aparece en una antología de poetas mexicanos, argentinos y españoles, compilada por Juan Carlos Hernández Vera, en el 2008, llamada Animales distintos, CONACULTA, Ciudad de México. Publica en el 2009 un libro de poemas llamado Espadas en las grutas azules, Instituto de Cultura de Campeche, Campeche. En el 2012 sale a luz su libro llamado: En las aguas del alma, PECDA. Su penúltimo libro publicado se titula: A pesar de la angustia, PECDA, 2019. Su última publicación es un poema titulado La mar, la mar, en Ave Azul, en el 2022, de forma virtual. Actualmente es responsable de una Biblioteca, de Hampolol, Campeche, llamada “Francisco Álvarez Suárez”, donde imparte talleres de lectura para niños y adolescentes.
Los cambios en la industria editorial y los principales retos tecnológicos del libro electrónico
El proceso editorial está conformado por los pasos que se llevan a cabo para la elaboración de un producto artístico que bien puede ser un libro, una revista. Aquí nos enfocaremos al proceso de un libro.
Primeramente, se realiza la revisión del texto que pretende ser editado, por un consejo editorial. La edición no es fácil, puesto que la editorial tiene que observar si la pretensión se ajusta a sus normas, principalmente si no es muy costosa, y si el futuro libro tiene la grandeza de venderse y dar a la empresa una buena ganancia. Si se aprueba, el siguiente paso será la entrega del engargolado que puede ser virtual, y la firma de compromiso de edición. A continuación, se realiza una revisión ortográfica y tipológica, la cual es la revisión del texto en su redacción, y en la forma en que se va a estructurar los textos del engargolado. Luego viene una prueba, un cuadernillo que se le da al autor para revisar, por si hay algún problema hasta este momento en la producción. A continuación, las imágenes (fotos y figuras), así como el ISBN deben estar listas para la impresión. Por último, viene el proceso de impresión, y la presentación y difusión del nuevo libro (Mariana Eguaras, 2018)
El libro es un producto editorial el cual está compuesto de hojas impresas con información, pastas, solapas, y que, principalmente, es un texto que contiene la memoria y la cultura de la humanidad:
“(…) antes que nada es texto, ésta es su razón de ser. Durante mucho tiempo fue el medio principal, incluso el único para difundir y conservar las ideas y los conocimientos, participando así en la historia de la civilización y la cultura”. (Albert Labarre, 2002, p. 9).
La industria editorial del libro está conformada por las empresas editoriales que producen libros con el propósito de venderlos y sacar buenas ganancias económicas. A partir de la invención de la imprenta por los chinos y su perfección por Juan Gutenberg, la industria del libro floreció por todo el mundo. La imprenta ha evolucionado con el paso del tiempo, de las tablas con relieves para las grabaciones se ha pasado actualmente hasta láminas de aluminio. La invención de las computadoras ayudó a las empresas editoriales de los libros a elevar la producción y a realizar con más rapidez la elaboración. Toda la cultura de los pueblos fueron impresos en libros. Desde los sumerios, se comenzaron a crear unas tablillas de arcilla, con las correspondientes grabaciones que contenían la memoria de esta civilización. Los egipcios elaboraban papiros para escribir su cultura. Luego llegaron los pergaminos, hasta la invención del papel por los chinos:
“(…) las tablillas de arcillas sumerias, los papiros egipcios, los rollos de la antigua Roma, los manuscritos medievales, nuestros impresos y también los microfilms pueden ser considerados como libros”. (Albert Labarre, 2002, p.8).
Con la llegada del servicio de Internet, desde 1990, la gente, especialmente los jóvenes, envueltos por la fiebre digital, comienzan a dejar de lado a los libros convencionales, tomando información de las computadoras, como si los libros tradicionales e información del servicio de Internet fueran opuestos o contrarios. Las empresas editoriales de los libros se enfrentan entonces al reto de seguir editando contra las páginas de Internet, para ello, al darse cuenta que la gente prefería ahora más imágenes que textos, comenzaron a producir libros con muchas imágenes, como por ejemplo: los pop ups. También las autoridades educativas y culturales, en ese tiempo, se dan cuenta que los libros convencionales pueden desaparecer, junto a las lecturas y la cultura, por lo cual se realizan campañas para volver a promover la lectura en los libros tradicionales. El CONACULTA, ahora la Secretaría de Cultura de la República Mexicana, reedita muchos libros de literatura seleccionada, con el propósito de que la gente vuelva a los libros convencionales.
Las campañas que realizaron los maestros de informática, desde los 90, para afirmar que los servicios de Internet tienen que utilizarse pase lo que pase, es uno de los retos de la industria editorial para volver al florecimiento del ayer. Ahora hay menos librerías, menos puestos de libros en las calles, menos vendedores de libros, menos gente leyendo, y menos gente que le interese la cultura, a pesar de que la gente utiliza los servicios de Internet. La gente, especialmente los jóvenes, no usa el Internet para estudiar o asimilar cultura, sino para satisfacer otras necesidades. Comparemos la preparación que tiene un estudiante del año 2000 al antiguo estudiante de los 70. Definitivamente, el segundo tiene más cultura. Sabemos también que hay alumnos muy preparados que usan el Internet, pero son muy pocos y estarían más preparados si utilizaran libros convencionales e Internet.
Tenemos, según los jóvenes y otras personas, entonces, en las esquinas de un cuadrilátero a los libros físicos y en el otro a los servicios de Internet. Hay personas que afirman que el servicio de Internet se impondrá a todo, con la desaparición correspondiente de los libros físicos, es más que la computadora dará paso a la Tablet dentro de algunos años. Los celulares, por otra parte, apoyan, según los jóvenes y otras personas, a las computadoras para oponerse con su Internet a los libros mencionados. Es común oír: “Para que vas a ir a la biblioteca, todo eso no es más que antigüedad y polvo, utiliza tu celular, ahí puedes encontrar cualquier información”.
Los libros mencionados y los servicios de Internet no se oponen realmente, ni están luchando para imponerse como medio para registrar la cultura. Ambas partes están ligadas para ayudar a todo tipo de persona en su educación o para asimilar cultura. Expliquemos el ciclo del libro: gran parte de la información que tienen los buscadores de Internet, como Google, viene del escaneo de los libros tradicionales. Al ser captada, esta información pasa a las páginas de Internet a seguir siendo libros, nada más que ahora son electrónicos. Esta información, al ser encontrada, copiada, pegada y, por último, impresa, vuelve a ser libro físico. No olvidemos que cuando se creó el servicio de Internet en 1936, en la Segunda Guerra Mundial, por el servicio militar de los Estados Unidos, no era con el propósito de aniquilar a los libros convencionales, si no comunicar lo que estaba pasando en esa guerra. Más adelante el propósito es traer de lugares muy lejanos la información que estaba escondida en las bibliotecas recónditas.
Este planteamiento se entiende más con esta fábula:
El sol salía como siempre por el horizonte, alegremente, pero un día se dio cuenta que el arcoíris era más bello que él. Las aves de paso, le dijeron: “Cómo vas a tener envidia del arcoíris, si tú lo creas”. El sol se escondió, entonces el arcoíris desapareció. (Fábula anónima: El sol envidioso, 2018).
Es decir, los libros tradicionales traspasan la información a la Internet, por lo tanto si desaparecen los libros convencionales, desaparecería también, por lo menos gran parte, la información de Internet.
Los contenidos multimedia, los cuales son programas de computadora donde el usuario interactúa con éllos para aprender, van ayudar a los libros convencionales a volver a florecer, no son opuestos, sino son compañeros del mismo fin: ayudar al ser humano al aprendizaje, aunque los jóvenes no entiendan esto y crean que existe oposición entre los dos.
Calculamos que cuando termine la fiebre de la era digital y el desborde del uso de la Internet (incluyendo los contenidos de multimedia), este uso será más equilibrado, el uso de los libros volverá a florecer y ahora más que nunca, pues tendrá más ayuda de la Internet. De hecho, en estos tiempos, 2021, ya algunos estudiantes combinan la computadora con los libros. Ahora hay libros electrónicos, de forma más clara, lo que deja más evidente que este servicio virtual contiene también libros, aunque electrónicos. Las bibliotecas empiezan a reponerse de la ausencia de los estudiantes. Todo vuelve a la normalidad.
La industria editorial volverá, entonces, más que nunca a florecer, a producir más libros. Volverán los stands en las calles, los vendedores de libros, la gente volverá a llenar las ferias del libro. Con la ayuda virtual, incluyendo los contenidos multimedia, se incrementará el número de lectores. La cultura reflorecerá.
En conclusión, las industrias editoriales deben seguir produciendo libros y esperar a que el huracán del Internet termine, para que las aguas vuelvan a sus cauces, es decir, que la fiebre de lo virtual finalice para que se vuelva a fortalecer el uso de los libros y la Internet, a la vez.
Hay que seguir promoviendo la lectura de los libros físicos, principalmente por medio de los bibliotecarios, en la biblioteca, en las escuelas, en las calles, en todos lugares, a través de talleres de lectura, principalmente para niños los cuales son el futuro de toda nación. No hay que olvidar las tertulias que se pueden realizar a la gente adulta, ni a los jóvenes que pueden participar en talleres especiales para éllos.
En conclusión, la industria editorial puede promover cursos sobre informática, proceso editorial de libros, y talleres de lectura donde se utilice Internet y libros tradicionales, con el objetivo de dar el ejemplo para que los demás estudiantes y otras personas combinen estas dos partes que parecen contradictorias.
Podemos informar por medio de la televisión, la radio, los periódicos y las revistas, toda la cultura necesaria para que la gente, principalmente los jóvenes, tengan en la cabeza que los libros tradicionales no han pasado de moda y nunca serán inservibles ante los servicios de Internet, que al contrario apoyan los servicios virtuales y estos, a los libros convencionales.

Esteban Julián Esquivel Moreno
Bibliografía
Anónimo (2018). El sol envidioso. México. Libros educativos.
D todo (2018) ¿Cómo se hace un libro? (Video). CDMX, México, Canal Once.
Eguaras, Mariana (2018): Cómo se hace un libro. Pasos para publicar con un mínimo de calidad. España. Autopublicación, Mariana Eguaras, Consultoría Editorial.
IEU/ Semana 3. ONLINE. Procesos editoriales y derechos de autor. Unidad 3. Proceso editorial.
Labarre, Albert (2018): Historia del libro. Siglo XXI, México.