Eren Proa. Ha tomado varios talleres de creación literaria y fue integrante del Laboratorio de Poesía del CCL. Ha publicado en Tropo a la uña. Cursó recientemente el diplomado de literatura europea contemporánea del INBA.
*
Todas las goteras en tu techo forman candelabros
como si en esta lluvia esperaras otra sombra
las arañas ciegas discurren en las esquinas
enhebrando líneas perpendiculares
desde arriba te observan
pero jamás bajan de sus tronos convulsos a besarte
ahora podrías enumerar los pasos
que en busca de alguien más aplastaron tantas hormigas
o contar los eones en las bisagras de tu puerta
que la mayor parte del tiempo permanece cerrada
y en el espejo tu rostro se agrieta
y las arrugas de tu cuello tejen raíces
al fondo del reflejo siempre estás tú
lavando los platos de la cena de nadie.
ARBOREM
Soy un abedul
estoy hecho de hojas olivo
estoy hecho de raíces de viento
mis ojos están enramados a ti
a mi alrededor escucho:
risas
palabras
columpios
y a tu hacha
que sostiene mi columna vertebral
me resisto.
*
Queda de nosotros un espíritu
que desciende por la tráquea
de nuestras palabras en ruinas
entre arritmias de mar se pierde
mientras el instinto se resbala
en una espiral sin párpados
el nombre que le brame será el tuyo
y como todo lo que amé
se volverá carnada.
*
La ciudad humea espirales
entre besos de aserrín y cal
aquí no flotan colibríes
ni vírgenes satinadas
solo el tiempo quemando epitafios
entre sombras
alguien desdobla un saxofón
y afuera del insomnio
el aire encorva una canción de anís.
*
Aunque de mi cabello arranques
toda la sal que dejó el verano
aunque me cierres el paso del sol
con la sombra de tus huellas
y me niegues ahogado en gritos
una última entrada a mi hogar
no escucharé de ti otra cosa
más que una invitación a sentir el fuego
yo soy el viento debajo del roble
y renaceré entre líneas de hojarasca.
Me encantaron
«La ciudad humea espirales
entre besos de aserrín y cal
aquí no flotan colibríes
ni vírgenes satinadas
solo el tiempo quemando epitafios
entre sombras
alguien desdobla un saxofón
y afuera del insomnio
el aire encorva una canción de anís.»