En el transcurso de esta semana, la Secretaria de Desarrollo Social del Estado de Quintana Roo anuncio que destinará 20 millones de pesos provenientes del Fondo Metropolitano para transformar el edificio del antiguo Hospital General de Cancún en Fábrica de Artes y Oficios (FARO), lo cual sin duda alguna en una gran noticia, aunque es de extrañar que la noticia provenga de la SEDESO y no en conjunto con el Instituto de Cultura del Estado.
El modelo del FARO se inició en el año 2000 en la Ciudad de México, como un proyecto que representara una propuesta alternativa de intervención cultural. Su objetivo es brindar una oferta seria de promoción cultural y formación en disciplinas artísticas y artesanales a una población marginada física, económica y simbólicamente de los circuitos culturales convencionales. El primer espacio se abrió en la delegación Iztapalapa al oriente de la ciudad, El FARO de Oriente se ubica en la delegación Iztapalapa, zona de alta marginalidad dentro de la Ciudad, porque considera que la cultura es el centro del desarrollo social. Con un millón 815 mil 786 habitantes es la más poblada de la ciudad y una de las que reporta mayor índice de violencia en todos sus géneros. Iztapalapa aloja cinco de los diez reclusorios de la Ciudad de México y, en contraste, tiene un espacio cultural por cada 19 mil 139 habitantes. Por lo que la impresionante nave de concreto que alberga el Faro, obra luminosa del Arquitecto Alberto Kalach, sintetiza la naturaleza de proyecto: es un remanso en medio del abandono.
El FARO de Oriente es la combinación de una escuela de artes y oficios con un espacio cultural de oferta artística importante y una plaza pública que ha recibido hasta 10 mil personas.
En este espacio se ofrecen servicios como: la biblioteca pública Alejandro Aura, que cuenta con un acervo que asciende a los 18 mil volúmenes; cuatro galerías de arte: Principal, Central, Sueños, Rarezas y Proyectos, y las Rejas perimetrales, además de un área de exhibición alterna en la plaza pública del FARO; cine club; la ludoteca, que promueve el desarrollo de los niños en un ambiente familiar; programas como Sábados del Faro, Domingos infantiles y Eventos Especiales, con actividades como mesas redondas, conciertos musicales, conferencias, danza, teatro, perfomance, encuentros, festivales temáticos, presentación de libros y revistas, entre otros.
También pone a disposición del público su emisora Radio Faro, que trabaja con un transmisor de corto alcance en la frecuencia 90. 1 FM; la Revista de la Fábrica de Artes y Oficios; servicios a la comunidad para concientizar a las personas sobre problemas sociales y de salud; talleres de artes y oficios para jóvenes y adultos, y un Computer Clubhouse, donde los asistentes pueden aprender nuevas tecnologías a partir de proyectos basados en sus propios intereses.
Al día de hoy existen 6 Faros repartidos en la geografía de la capital, Aragón, Tláhuac, Oriente, Indios Verdes, Milpa Alta y Milpa Alta-Miacatlán, por los que han pasado reconocidos talleristas e instructores que además de compartir su talento, han convertido los Faros en una auténtica escuela de conciencia social y una válvula de escape para nuevos pensadores de izquierda.
¿Puede el estado de Quintana Roo, y la ciudad de Cancún replicar un proyecto como este? Es evidente que la riqueza multicultural generada por la inmigración a la ciudad, y los problemas sociales que todos percibimos día a día, no solo merece, sino que exige un proyecto como este, pero no podemos dejar de lado los malos manejos administrativos en cuanto a la cultura y las artes por parte de las autoridades estatales y municipales, además del abandono por parte de la iniciativa privada (más allá de los mercenarios trucos para apropiarse de símbolos mayas y caricaturizarlos para poder ser consumidos por los turistas).
Para comenzar, a la par de la noticia sobre la creación de FARO en Cancún, se anunció que estará enfocado a ofrecer talleres relacionados con el ámbito cinematográfico a través de la tecnología digital, ¿de verdad es eso lo que necesitamos?, no es que exista algo en contra de la comunidad de creadores cinematográficos y que se creen espacios para la enseñanza y difusión de esta expresión, pero esto conlleva un presupuesto amplio, pues a decir de las mismas autoridades, el dinero que será destinado, apenas alcanza para la restauración y reapertura de las instalaciones. Recordemos que el FARO de Oriente comenzó con talleres principalmente enfocados a la enseñanza de oficios como carpintería, herrería, vidriería, artesanías de barro, etc; los cuales se complementaban con talleres de instrucción artística como poesía, narrativa, pintura, fotografía, música, danza, teatro; de tal forma que una persona podía intercalar un taller que le proporcionara el aprendizaje de un oficio para poder trabajar, y a la par, conocer un medio de expresión artística para una formación humana.
De no seguir este modelo, no solo en el nombre, sino en todo el concepto, seguramente el FARO de Cancún estará destinado a convertirse en la sede de pláticas de amigos que se reúnan para “tallerear” y aplaudirse de vez de vez en presentaciones o exposiciones, o en el peor de los casos, ser el hermano del elefante blanco conocido como el CCA en la Avenida Tulúm.