David Alejandro Pimentel Quezada, nacido en Chetumal, Quintana Roo el 30 de Julio de 1994. Es estudiante de la licenciatura en Humanidades de la Universidad de Quintana Roo.
Es ganador del primer lugar en la categoría de “poesía” a nivel superior en el Concurso de Creación Literaria “Jonathan Delgado Martínez”, al igual que es acreedor de la Beca de Literatura del Festival Cultural Interfaz, Mérida 2018
Asistió al taller literario en el Instituto Quintanarroense para la Cultura, con los escritores Toribio Cruz y Javier España Novelo.
Ha colaborado en revistas literarias independientes como Materia Escrita, Sumergente y Cartapacios. Ha participado en la antología “Historia de Cartapacios”, coordinado por el poeta Javier España Novelo.
Correo electrónico: david.P.Q@hotmail.com
Actualmente radica en Chetumal Quintana Roo.
HAIKÚS
Ecos
1
Son las estrellas
al fondo del estanque
flores nocturnas.
2
La luna de abril
entra por mi ventana
mientras yo ronco.
3
El mosquito
sabe que ya te fuiste,
canta en mi oído.
4
Entran abejas
a mi frondoso pecho:
corazón florido.
5
Son mis cabellos
remolino de vientos.
¿Acaso tu alma?
6
Entra un silencio,
dos, tres, cuatro silencios:
mi gran sordera.
7
Se abre el telón
mientras la noche escapa:
cantan las aves.
8
La lluvia cae.
Es reflejo nuestro
en el espejo.
9
¿Son infinitos
los ojos en las estrellas
cuándo las miras?
10
El Otro sonríe
con nuestra propia cara.
Rompo el espejo.
Vorágine
Vaivén de mis días duermevela,
de acertijos de mi piel de mármol.
Ciñes mis escombros y me edificas
taciturno, ingrávido para renombrar
ígneo, en mis rumores y adagios.
Grácil se resuelve el signo conjurado,
esgrime deidades pastoriles y dolientes,
nombra oleajes veleidosos en diáspora,
orbe no tocado por oscuros velos.
Vuelco en mortal presencia travesías,
estupores crípticos que desafían vacuidades
en abismales pechos abiertos donde
apogeos se precipitan por tus ojos.
Póstuma la herida se desgarra,
umbral penúltimo de mis visiones.
Lascas de mi pecho que se arrancan
idóneos para perpetrarme en desafío.
Designios derruidos en abandono
dando origen a retornos consumidos.
Bifurcando el horizonte esclarecido
enhebro en tus misterios eleusinos,
enigma, sin voz que te pronuncie.
Contraluz
Fuego de mi fuego primigenio,
alcatraz submarino de mi pecho
en silencios pretéritos de mi sed.
Famélicas lejanías palpan nuestro nombre
en las pieles subterráneas donde se consume
el tacto que reclama a solas
el encuentro de los fuegos en sigilo.
Una lluvia nos apremia en su batalla
donde ojos múltiples sellan la intemperie
de crecidos girasoles de la imagen
para arrancar el eco desde el fondo.
En bretes digo tu nombre
donde exánimes naufragios me claman.
Adormecido evoco el fragor doliente
ante el raudo batel del apetito.
Caer ante el ardor de las siluetas
es premisa insaciable en el ocaso
como funestas sombras que se fugan.
Migratorio es este llanto de lluvia incontenible
que me dicta con sarcasmo la derrota
de oleos obsoletos, diluido en agónicos vestigios.