Anahí Chamlati Juárez, nacida en Chetumal el 02 de noviembre del 93. Egresada de la licenciatura en Humanidades de la Universidad de Quintana Roo. Ha colaborado en publicaciones literarias independientes impresas y electrónicas como Sumergente, Marcapiel, Efecto Antabus, Huraño y Materia Escrita.

Actualmente radica en Chetumal Quintana Roo.

Correo electrónico: anahichet@hotmail.com

 

 

MATERIALIZANDO LOS SUEÑOS

 

Hace dos noches, soñé que me decían que estoy gorda, y que en realidad lo estaba; cuando lo recordé, me afligí un poco y no pude evitar dirigir una mirada a mi panza, para saber si se veía como en el sueño.

Ayer en la tarde, cuando pasó el panadero por el lugar donde trabajo, le compré tres panes dulces; me los comí uno tras otro.

 

 

 

NI TÚ NI YO SOMOS CULPABLES, PERO SOMOS VULNERABLES

 

Mamá me ha enviado por chat un video, de esos que las señoras suelen compartir en redes sociales con relación a los hijos o la pareja. Dicen que la primera obligación hacia nuestros hijos es hacerlos felices… Espero, hija, haber cumplido con este maravilloso mandato contigo. Se me han comenzado a salir las lágrimas. Me gustaría poder decirle no, ma, no soy feliz, pero no es tu culpa; quisiera que me envuelvas en tus brazos, que me regreses a tu seno, porque no soporto este mundo, no quiero seguir formando parte de él, ni tengo siquiera algo que me ancle a esta vida, y tampoco la quiero más. Le respondo con un sticker de un gato que tiene un corazón flotándole sobre la cabeza, y con otro de un zorrito empuñando un ramo de flores; cierro el chat. Me he acostado boca abajo en la cama, dejando las lágrimas correr y al corazón contraerse, adoleciendo la permanencia de ese vacío que quizá sólo cese con el fin de mi existencia.

 

 

 

MELÓN

 

Llevo tres días soñando que vuelve, pero al despertar siguen siendo tres y no cuatro. A veces, cuando veo de reojo a Sandi pienso que es él, que por fin ha vuelto. Me pregunto si así es cómo les ocurre a los padres cuando pierden un hijo que se parece mucho al hermano que aún está con ellos.

Ya no estoy segura de qué día fue cuando desapareció; temo perder la cuenta.