Hubo peces y lunas… en Bacalar, hace algún tiempo, se decía que en la laguna se
asomaban peces voladores bajo la luz de la luna… Más nunca pude comprobarlo.
Muy buenas noches, es realmente un honor estar aquí, con mi maestro de literatura de
la secundaria en Bacalar. Cuando Jorge Yam me contacta y me dice que el maestro
Ramón Iván vendría a Cancún, de inmediato dije “de seguro ya tiene otro libro” y vaya
que mi sorpresa fue cuando me invitaron a presentarlo. Y no solo uno, sino dos ya que
mi compañero el escritor Omar Ortega tiene el encargo de presentar el otro.
Tres peces en el río del aire, nos dice el poeta, tres peces que son pájaros, el otoño, los
árboles… De ahí sigue en este libro una lluvia placentera de versos llamados
redondillas, son versos de ocho sílabas, llamados octosílabos y forman grupos de cuatro
versos en los que riman los dos extremos y los dos medios y son aparte de metáforas,
melodía pura para el oído, cito:
Si la vida solo fuera el reloj con sus agujas
que giran en las burbujas como el pez en la pecera
a las horas no les pago con los días con los peces
que suelo guardar a veces en mi sombrero de mago.
Citando una frase que el autor menciona en otro de sus libros “Poesía en acción” cuando
dice: “La rima debe ser un elemento musical al servicio de la imagen y el sentido poético
del texto”. Y en este libro se logra ese cometido: disfrutar la musicalidad de la rima.
Ahí está la magia de la palabra, donde se juega con el pensamiento, con las ideas, con
los recuerdos… “¿Puede un cachalote ser isla flotante, galeón entre nubes, casi el
cielo?” El poeta nos lleva a recordar personajes de la literatura clásica, como cuando dice: “Una ballena enorme, la del cuento, igual en demasía al pensamiento… Digamos, del tamaño de un islote fue la que vi cuando bogaba en bote” y lógicamente sabemos que se refiere a…. Moby dick.
Y ahí aparecen de manera natural los recursos literarios que promueve año con año en
los talleres literarios: “Ayúdame a empujarla, que regrese al cielomar en donde están
los peces”. “Soy pescador de lunas, como decir de peces”. Esa es la magia de la poesía,
el poder transmitir de manera tan sencilla imágenes que conjugan lo grandioso de la
vida: El mar, la luna, el amor y los peces, entre otros.
Este libro nos lleva como en un río durante su lectura, cada palabra acaricia la zona
blanda de nuestro corazón de niño aventurero, de adolescente enamorado, del hijo que
busca y busca, del cazador de lunas.
En este libro se aborda el amor desde una perspectiva de hijo, de un hijo que describe
momentos increíbles como cuando dice:
“Papá bendice la hierba, sus cabellos son agua como debe ser el cielo”. Y las emociones
fluyen mientras se lee el poema entero.
Debo mencionar también, para hacer interesante esta presentación, que por primera
vez, en los años que llevo leyendo los poemas del maestro, me cae el veinte de un
momento tan sentimental que no hubiera imaginado, y les digo esto porque en el poema
“Brisa y Rio tus cabellos” leí… “Cuando te vi fue que tuve pájaros en mi cabeza, quedé
de una sola pieza, vivo, creo, en una nube. El espejo es la ventana donde asomo al
balcón. Trece años, qué ilusión saludarte mañana”. Esa emoción ¿no? Que alguna vez
hemos sentido todos.
Pero también el escritor nos lleva al juego de la imagen poética donde la connotación y
el significado de las cosas van más allá de nuestros conceptos: “Iré a la luna en bicicleta
para saltar en sus cráteres de nata” y más adelante dice “Redonda, clara y dulce, la luna
de los niños, no es más que una paleta” y por eso vengo a recomendar esta lectura,
imperdible para los niños y para los adultos ya que compartir estos poemas es como
pasar tiempos memorables junto a los niños.
Termino esta presentación recomendando la lectura de este libro porque como dice el
poeta… “Es de madera mi avión y voy para donde quiera. Ah si tan solo supieras mirar
con el corazón”. Gracias, maestro Ramón Iván, gracias por este nuevo libro.