Manuel Gamboa Loría, nació en la ciudad de Mérida Yucatán en 1988, a participado en talleres literarios, publicó en plaqueta editada por letras en rebeldía y en revistas digitales, escribe poesía y narrativa, actualmente radica en Playa del Carmen.
¿Qué es una hamaca para los iracundos?
Para los ojos del sueño
el cuerpo acompaña el cáñamo de seda
para tatuar el silencio de los iracundos
Dormidos en redes de vastos atrapasueños
los iracundos vuelan con las plumas de las garzas
para comparecer ante los centauros.
Para los amorosos
es el lago de los cisnes
para los niños
es la carpa de un circo
es una malla para atrapar sonámbulos
una telaraña para coger peces
es un vaivén contemporáneo.
Las peleas de los amantes se alquilan en una hamaca
el amor y el sexo terminan
cuando la mujer se fastidia del mismo zurcido
hemos fraguado la resurrección de los acordes
los olores a sexo llegan cuando se piensa en el amante
¿Será a lejos los maullidos de un gato
lo que se escucha?
¿O renacuajos hambrientos?
¡de ninguna manera!
¡no lo son!
es la cadencia
el fastidio
la incertidumbre de alguien que no puede dormir
y se acuna para espantar a los fantasmas.
Soliloquio de la caña de azúcar
De antaños sacrilegios traigo a los anales
una pluma de faisán oculta en sienes.
Tu amor no es cardinal
hubiese querido que te afanaras
a las señales del camino a los calendarios
a la lejanía de un cúmulo de luciérnagas
acogiendo la bienvenida de las transfiguraciones.
No es lo que esperaba de los libros de los vivos
las gentes cuentan mal sus hechos
¡Señor dueño del monte!
así no debería ser el desamor
¿Dígame ahora quien cuidará el cenote de esos intrusos?
de las bravas hormigas mediterráneas
de las vírgenes
y de sus espíritus volcados.
Madreselva quiero que me recite
¿cómo me dirijo rumbo al hálito del cocuyo?
¿acaso la diosa Ixchel no dejo tregua para nosotros?
señálame los puntos cardinales del amor
¡con una brújula o que se yo!
¡con un fósforo!
¡o tal vez con una luciérnaga!
enséñame las partituras de la joven piel
y lo franco y loco en lo que se ha vuelto este verso.
Un caracol es un universo
Una mujer con sangre de mono yergue del molusco:
es el volcán de los antaños prófugos
¿Los silbidos de los peces acaso los has escuchado?
en el ocaso cuando recogen las migajas de las gaviotas
los chasquidos de los pargos visitantes.
No son los caracoles al pegar tu oído
ni el viento, ni el vacío, ni la nada
Adentro de un caracol hay un cosmos
de propios océanos con sus mantos de arenisca
ahí viven las sombras
marineros del mundo vacante
los ahogados no piden permiso para entrar en una caracola
Un cangrejo ermitaño se apodera de su propio universo.
Adentro de cada caracol existe un infinito
ahí juegan los niños con sus barquitos de papel
persiguen los apéndices de las canciones de cuna
Dime como la fauna arrulla un pequeño ángel
y escríbelo en su ausencia cuando llore un caracol.
Residencia en los ocasos
Coronando la azotea de una plazoleta
el viento del Tulum avanza rumbo al iris
abrazando un despliegue de libélulas
Autóctonas son las plegarias de los renacuajos
a las potestades que velan el poniente
del Chilam Balam
y avanzan
en corales autónomos irisados
hacia los labios vastos
plagiados de escombros
El amor acicala las plumas de los ibis
donde el sol acuna a sus hijos retoños
y la arena brota en corazones de serpientes.
Mirada nublada en la selva
I
El maquech renace en espirales juncos
donde zanjan las piedras
aa mano juega a las memorias
para los moscos somos iguales
de formas únicas huesos crujen.
II
No siento la pasión del muérdago
Las abejas kamikazes del sábado
tuestan como carbón los dolores de piel
el estómago sin cerveza desperdicia dolor
leñamos memoria que nunca quisimos profana.
III
¿Niña por qué mueres en lluvia?
no me mires a manera de esfinge
como el crótalo encara al perro
porque la tierra tiene sed
y las hormigas calores.
IV
Fue triste dejarte sin una parte mía
doloroso quedarme sin piezas del acertijo
anestesia sería olvidar pretérito
no hay hospital que me recuerde paraíso
ahí donde mencionaste tus finales
las últimas murmuraciones
temblabas porque lamía los nervios el gato
y una parte del colibrí de tu esencia
desgajaba las entrañas.
El caribe en los ojos de un niño
Surgido de una y otra juventud
donde yerguen los cromosomas
los huesos son prestados por la memoria
hasta acompañar las temporadas del viento
a tus preferencias de cruzar el caribe y la zona rosa
a unas calles de abrazar la niñez
y esperar en la banqueta de la historia
para contemplar las cicatrices del cáncer.
Soy poeta ¿y eso qué?
¿Qué hace diferente al poeta en el mundo?
Si no la idea estúpida de describir el amor como la muerte
la propiedad de los muslos como una cruz
el infierno como si fuese una guayaba
y la puta memoria como si fuera una niña
Por eso odio al poeta
¡maldito seas artífice de aves de plastilina!
¡CÁLLATE!
y déjame dormir en sus piernas.
Felicidades, excelente poesía. Necesitamos jóvenes talentos como Manuel Gamboa. En hora buena, mucho éxito
Gracias por tus comentarios, Carolina, saludos!