Miguel Angel Morales Beiza (Jesús Carranza, Veracruz, 1976) Radica en Quintana Roo, desde 1985. Desde adolescente participa en el Taller Literario Sian Ka’an, a cargo del Prof. Ramón Iván Suárez Caamal. En 2005 publica el poemario Aberturas en la Editorial Nave de Papel. Participa en la antología poética Preludios del mar en 2014, coordinando desde entonces los proyectos de la Editorial Rotación. Se publica en 2015 su poemario Repertorio de imágenes. Además, aparece en otras antologías quintanarroenses de este año.
CANTAR INFINITO
Como por el cielo
escribo nidos de hierba,
renacen, crecen, vuelven a renacer
en infinidad de tórtolas.
Abrazo al deseo.
Como por la hierba
juego a ser río cristalino.
Me sumerjo, retengo agua.
Soy pez de tierra.
Como por tu cuerpo
acaricio girasoles,
días soleados, tardes amarillas.
Cantar infinito.
TU BELLEZA
Un pétalo de viento
dormita en tu rostro.
Fresca piel de hierba,
piel de rama y flor,
piel teñida
con rayos de un sol tenue.
Te observo.
En la epidermis
brillan aleteos de colibrí.
Aún perduran
restos de pócima y jengibre
que aderezan tus poros de agua.
Es tu belleza
color de ventana abierta en primavera
para dedos que apremian
cruzar la estación de tu cuerpo.
Avanzo
igual que pajarillos en las copas
cuando besan el amanecer.
ME AFERRO A TU EJE
En el fondo de mi mundo
caminas
como en la fuente la luna
bañada de rosas cristalinas.
Beso tu vientre.
Almíbar de cereza y canela
es tu ombligo;
respiración suspendida en un letargo
de imanes y caracolas
para asirse fácil y olvidar la presencia.
Dejar que los surcos se encuentren
en cualquier vínculo,
mientras más lejos me llevas
más me aferro a tu eje;
como si el mundo fuera exacto
y tu ombligo
el punto de ida y vuelta.
ETERNIDAD
Todo es eternidad
cuando te veo
en mis ojos.
PREFECCIÓN
La perfección en ti
es el cielo
donde guarda su aroma la gardenia.
BAJO EL MANZANO TE DESPERTÉ
De pie, junto al color de tu sueño
fui, pincel tras pincel,
pintura de oro y esmeralda
formando la visión eterna
de tu inocencia,
pedazo de mi sosiego,
hasta dejarte saciada de alcanfor
la entraña.
Despierta, ya, primavera mía.
Respira el verde azul
que cruza tus pasajes.
He gozado siglos de alegría
respirando tu aire,
único espacio donde habita
la sombra de mis ojos,
cálidos
con el candor del lirio intenso
de la fantasía.
De un sueño tibio
dibujado en las cejas
bajo el manzano te desperté.