Yusi Yareily Sabido Correa

Yusi Yareily Sabido Correa. Holbox Quintana Roo 31 de Mayo de 1981. Licenciada en Educacion Primaria, a los 7 años ingresa al taller Literario Bakhalal impartido por el Profesor Israel Miranda Garcia,en ese entonces (1988) en las instalaciones de la primaria Cecilio Chi de Bacalar Quintana Roo; en 1991 pasa a formar parte del taller Literario Syan Caan del Profesor Ramón Ivan Suarez Caamal con el que participa en diversos encuentro de escritores obteniendo diversos premios: 1991.- Mención Honorifica en los Juegos Florales de Isla Mujeres. 1992.- Primer Lugar en el Concurso Nacional de Composición «Carta a la Naturaleza» 1995.- Primer Lugar en los Juegos Florales de Yucatan, y varios premios en concursos escolares de poesía. Ha publicado textos en las revistas «Péndulo», «A duras Paginas», «Diario del estado de Hidalgo» y colaboro en la antología poética «Resumen de Olas».

Correo electrónico de la autora: yareily81@hotmail.com

Actualmente radica en Cancún Quintana Roo.

 

 

Pasión a oscuras

Relincha la mañana

cabalga rumbo al amor

y descansa a la sombra de unos labios…

Somos los eternos navegantes de pasión.

En el sabor de mil colores

mariposas de fuego descansasn en mis ojos.esta noche,

hay aloegria,

fantasia,

carnaval.

Susurros de voces ahogadas en la oscuridad de sueños rojos.

Ahora…

ahoga tus aves en mi historia

y has del ayer…

la magia negra de esta primavera.
Llorar

Han pasado mil galopes,

nada un sueño,

se sacude… se eleva y vuela.

Estoy sola en el suplicio de la noche,

sola en la amargura de un corazón mudo…

sola en el universo de tu piel.

Estoy hundida en el arenal de una plegaria;

he querido gritar mi amargura,

no puedo,

soy la sombra de la sombra que oscurece la desdicha,

soy el sonoro repicar de mil voces que me acusan,

me condenan.

He querido llorar,

en silencio,

en un espacio mudo que se pierde en el abismo.

He querido llorar,

cantar,

silbar.

Que las ninfas se muevan cadenciosamente al ritmo de conchas huecas.

eres el eco de un suspiro,

que aun en el reproche de tu mirada,

repite callado el tiempo que no pasa.

Han pasado mil galopes… y pienso…

hoy quiero llorar…

Pero en silencio.

Abrázame

Antes de que el sol ciegue tu alma,

Esperaré…

no sé si en el resplandor de una sonrisa, aun vivas;

que puedo pedir esta noche,

si no el desesperado susurro de tus sueños;

si no la súplica sangrante de tus ojos.

Ven,

siéntate a mi lado, abrázame,

acaríciame sin tocarme,

que tus labios imploren vida,

que el éxtasis de tu espíritu amanezca.

Antes que la mañana anochezca,

deja que la gloria invada mis instintos,

que la virilidad de tus soles colmen las entrañas de mis lunas.

Ven,

siéntate a mi lado,

no hables…

que tus silencios se los lleve el diablo,

que guarde en su calor frases mortales,

que ayer,

ante la embriaguez de tu idilio,

partió la metáfora de un sueño,

e inundó de lágrimas la soledad de un corazón muerto.

Ven,

siéntate a mi lado,     abrázame…

Entrega

Roce la gloria con mis manos;

Esa noche era luna nueva

Y ambos saboreábamos a un mismo compas nuestros alientos;

Es difícil llorar cuando tu cuerpo también lo hace;

Es difícil negarte cuando tu alma lo desea.

Cada madrugada,

Soñare con las manos de mi todo que acarician mi cuerpo,

Imaginare besos ahogados en cada lapida de este cementerio viviente;

Reza y pide por mí,

Por mis días…
Sola

En los momentos en que mi alma vaga por el pasillo de la austeridad

pienso en nada,

suplico en silencio…

no soy quien para maldecir la ignorancia de mis días,

no soy quien para juzgar la soledad de mi llanto,

soy un libro en negro,

soy una guitarra muda,

soy un suplica entre carcajadas.

he decidido terminar este poema y vivir,

porque mi corazón aun late…

gravemente…

pero late, reza… ama y sufre.

estoy llorando?

no…

son las gotas de mi alma,

porque en el fondo de mis años de tortura,

aun llueve,

y aun está escrita la leyenda del diluvio de mi existencia.
Tormenta

El sonido de los cielos es más corto,

más fugaz;

no envenena,

no amenaza…

la vida se ve más negra desde esta nube,

no huele a llanto,

solo se siente el hedor a venganza…

y a derrota.

Poco a poco tu aliento se aleja,

a lo lejos…

un rayo,

cae e incendia mi alegría.

he quedado sola,

y hasta la muerte me niega su presencia,

y hasta el suspiro de un ave incrementa mi vergüenza.

Es inocente el ladrón que se roba mis instintos,

el asesino que apuñala mi conciencia,

el verdugo que castiga mi suplicio,

ahora…

eres culpable tu…

que alegras mis días muertos y tiñes de amor el juramento de mi soledad virgen.

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