Ana Mar Moreno, (Raudales Malpaso Chiapas, 09 mayo de 1972). Escritora y promotora cultural, con 28 años de residencia en Playa del Carmen, Quintana Roo. Publicada en varias antologías a nivel Nacional e Internacional. Imparte talleres de Creación Poética y es miembro del Taller literario Sian Ka’an, coordinado por el poeta Ramón Iván Suárez Caamal. Coordinadora General en varias ediciones del Festival Internacional de Poesía, Palabra en el Mundo. Coordinadora General de Acción Poética Playa del Carmen y fundadora de Literatos Riviera Maya, de la Sala de Lectura “La Hojarasca y Proyecto Cultural Sur Playa del Carmen. Actualmente cursa el Diplomado para la Profesionalización de Mediadores de Sala de Lectura, avalado por UAM-Xochimilco”, y colaboradora de la revista cultural TROPO a la uña.
Correo electrónico de la autora: ammoreno1527@hotmail.com
Actualmente radica en Playa del Carmen Quintana Roo.
Imaginaria
Y guardo al silencio
dentro de esta boca que se cierra
con los dientes apretados,
al dolor
en ésta caja torácica
que amenaza con soltar las amarras
del caballo desbocado que me habita,
a mis ojos
que se embarcan en la brisa
con la ilusión pura de descender en la isla de tu mirada.
Guardo mis labios
por la sombra de tu sombra.
Un puño de arena
con la sal de tu nombre.
No guardo mis manos,
ellas te reescriben en el puerto de un poema.
Síndrome
Ante tu silencio
me pierdo como grano de arena en la playa
como gota de agua en tu corazón de piélago
humedad de una tarde
que no deja de llover.
Constelación
Las tardes terminarán en un:
Te amo
callado o lluvioso.
Como estrellas,
en días límpidos
podrás verlos brillar.
En días nublados
permanecerán tras las nubes de tormenta,
más vivos, más profusos, más tuyos.
Universo
Serás la sombra en mi memoria,
el viento, el murmullo de un televisor,
los primeros rayos de la mañana,
las páginas de un libro
habitando la historia de mi casa
sobre el desbordado cauce de un río
que me arrastra a tus ojos
Elegía
Observar caer las hojas de los días
es diluirse
en la noche de la playa,
ahogarse en el silencio que se enrosca en tus labios,
escuchar el canto triste
de una nube, al morir la tarde;
entrar a la oscuridad,
vivir la pesadilla de las larvas acuáticas sobre tu cama,
mientras las palabras destiñen su significado.
Anochecida
Tras la puesta de sol
decido morir,
morir entre las olas,
entre los riscos;
para nacer blanca,
sin nombre,
sin esta conmoción
que me pervierte.
Ha llegado el momento de partir.
Ahí, donde no existes,
donde soy.