Vanessa Mercado. Nació en un lugar de sueños y mágicos encuentros. Su llanto se escuchó desde el principio del río hasta lo más alto de la cuidad. No fue juguetona, ni cariñosa, pero amaba tanto los libros, que escogió la biblioteca como refugio personal. Así comenzó su romance con las letras. Su primer tesoro: Un cuaderno. Por las noches bajo las sábanas, escribía alumbrándose con una lámpara, que hasta hoy sigue encendida. Amó, besó y bailó bajo las luces capitalinas. Y un día, sin ataduras, caminó de la mano de sus hijos hasta teñirse de turquesa. Entonces, decidió seguir su instinto y acomodar su corazón, en aquel rincón en el que escuchó su nombre aquella noche, cuando una luna rojiza se pinto a destiempo y entre el oleaje del mar fluyó discreto. Desde ese momento, el vuelo de una gaviota se convirtió en letras y el canto del grillo en melodía digna de contarse.
Corro electrónico de la autora: vannimerc@me.com
Actualmente radica en Cancún Quintana Roo.
Noche Roja
Llora la tierra
avivan sus lagrimas el fuego
sucumben gritos del viento
y cuerpos fértiles se apagan
el silencio se instala en la memoria
ochenta brazos arrullan la ausencia
¡no hay tiempo! grita la muerte
la luna silente
observa
Orfandad
Hijo
dame otro nombre para llamarte
para olvidar el sonido de la noche
y morir engarzados bajo la lluvia
Si fueras viento en tu espalda dormiría
mis ríos sobre tu boca descansan
sueñas descalzo, con brazos atados
puentes de sangre abrimos.
En fragmento me desmorono
buitres se alienta de mi rostro
dame otro nombre para llamarle
para dejar atrás el miedo
de tu partida .
Mi ciudad
La sal carcome mi piel
Entre olas que acunan
El vaivén de corazones
Que mutilan los deseos
Selva frígida
Te asfixias en asfalto
Escupiendo gaviotas
Que el amante arroja
Abortas muelles
De hollín taciturno
Me habitas
Fértil
Prostituta
Sádica
Azul
Mi Voz cuelga de la luna
Ahoga sueños en el vino
Nubes diluyen el canto
lo apagan
cruje el viento
azul despedida
invierno congela la guitarra
Mis manos anidan tu pelo
Desnudo el aliento
Un adiós se fuga
Y luego tu
Otoño
La tarde se deshoja
Ven
Acuéstate en la puerta de mi vientre
Alimenta con tu lengua mi navío
Bebe del mar que se derrite entre mis muslos
Tus ansias me nombran
Agonizan
Olas rompen en mi espalda
Mis labios arden
Te consumen
Habitas mis gemidos
Estalló en silabas
Microficciones
Vejez
Lo único que no pudo maquillar fue el tiempo.
Ejecutivo
Se creía tiempo. !Pobrecito!, No dejaba de correr.
Evasión
Quizá la mariposa siga buscando fervientemente a la oruga.
.
Narcisista
Se ahogó, la palabra “yo” que se le atoró en la garganta.
Capitalismo.
Como si ser no fuera suficiente
Madurez
No me aferro a los » para siempre» viviré «los mientras tanto».
Honestidad
No es que me aleje de ti, es que me acerco a mi..
Desilusión
¿Y que haré ahora con todas estas mariposas atragantadas?